Teníamos los bolsillos llenos de dengo, de modo que no había necesidad de crastrar un poco más, de tolchocar a algún anciano cheloveco en un callejón y videarlo nadando en sangre mientras contábamos el botín y lo dividíamos por cuatro, ni de hacernos los ultraviolentos con alguna ptitsa tembeleque, starria y canosa en una tienda, y salir semcando con las tripas de la caja.
Pero, como se dice, el dinero no es todo en la vida.
Alex DeLarge
LA NARANJA MECÁNICA
No hay comentarios:
Publicar un comentario