sábado, 27 de agosto de 2011

Existencias sin sentido...


En la luz fosforecente las miradas somnolientas de los pasajeros se traslucían mostrando el punto negro de su aburrimiento y su furia, algo como al acecho.

Comprendí que la única pista con que contaba eran esas miradas; en su lejanía, en su anonimato, podía descubrir el terror (mi terror), el odio (mi odio), la falta de fe (mi falta de fe).

¿Cómo pueden continuar abriendo los ojos por la mañana, resignándose a la vacuidad (mi vacuidad) de sus días?

Rubén Rentería
ANÓNIMO

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