jueves, 28 de julio de 2011

Libertad...


"¿Qué harían sus feligreses si yo abandonara el pueblo, si estuvieran en libertad de nombrar a sus propias autoridades? Escogerían al peor explotador, al más ambicioso, al más reaccionario y terminarían por desear mi vuelta y por atribuirme cualidades de las que carezco.

¿Lo duda usted?

Le pondré un ejemplo. Tuvimos a un déspota, un tirano que gobernó el país durante treinta años con mano de hierro: se llamaba Porfirio Díaz.

En su dictadura no había libertad de prensa, ni libertad política, ni libertad personal. Los campesinos eran los siervos de los señores feudales; el ejército reprimía a tiros las huelgas de los obreros hambrientos. Los periodistas que luchaban contra la dictadura estaban en la cárcel.

Un día llegó un hombrecito rico, un hombrecito idealista, mencionó la palabra libertad, esa palabra que a usted le gusta tanto, y con solo mencionarla derrocó al tirano.

Meses después, ese hombrecito que le dió a México su anhelada libertad, principió a ser odiado y escarnecido. Los periodistas, sin el estorbo de la mordaza y sin el peligro de morir asesinados en la carcel, se burlaban de el cubriéndolo de ridículo; los ambiciosos, ya despojados de sus cadenas, organizaron rebeliones para adueñarse del mando; los campesinos y los obreros se levantaron contra su libertador, por que querían pan y no libertad y el hombrecito terminó asesinado.

Dos, tres, cinco años después de muerto, el pueblo no se acordaba de su libertador, de su apostol, y en cambio sentía nostalgia de su verdugo, de aquel viejo infame que sostenía campos de concentración y hacía que se pudrieran en vida los enemigos de su dictadura.

Ha pasado medio siglo y siempre que en los cines se proyecta la figura de Porfirio Díaz cubierta de chatarra, la gente se estremece de orgullo y aplaude entusiasmada. por que no desea libertad sino autoridad, no desea democracia sino hombres fuertes a quienes obedecer y reverenciar como lo ha hecho desde los tiempos del Emperador Moctezuma.

Entre nosotros, la libertad es un sueño o es una pesadilla, pero nunca una realidad."

Ulises Roca
EL AGUA ENVENENADA

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